Teología y ministerio pastoral. Primera parte
31 Diciembre 2009
El portal “Bogoslov. Ru” publica la primera parte de la conversación que tuvo lugar el 20 de septiembre de 2009 entre el Mitropolita de Naupacto Hierotheos (Vlachos) con los estudiantes de la Academia Teológica de Moscú.
1. Su Eminencia, permitanos preguntarle, ¿Cómo rezaba Usted siendo estudiante?, en otras palabras, ¿Cómo Usted logró conseguir el paso de la “oración fría”, y llegar a alcanzar la oración del corazón (oración interior. Not. trad.)? ¿De qué manera se logra ésta última?, y, ¿Cómo se supera la etapa de sensación del abadono de Dios en la oración?
No puedo afirmar que poseo el don de la oración, pero he comprendido cómo ella debe realizarse. En la juventud rezaba participando en los Oficios Divinos de la Iglesia. Posteriormente, he intentado aprender la oración del corazón.
En el alma de la persona funcionan dos tipos de energía: una de ellas es la racional y la otra es la del corazón. El Oficio Divino de la Iglesia – es el servicio racional, ya que se realiza por medio de la lógica, de la razón. Al mismo tiempo, nosotros nos esforzamos por lograr el desarollo de la energía del alma para el logro de la oración del corazón.
El Señor ha sido muy misericordioso conmigo ya que me ha enviado a profesores que me enseñaron la teología de San Gregorio Palamás. Sin embargo, conociendo la teoría, es necesario ponerla en práctica. Con la ayuda de mi profesor Panayotisa Cristu yo comenzé a visitar frecuentemente la Montaña Sagrada (Monte Athos), trabajaba en las bibliotecas de los monasterios del Monte Athos y, posteriormente, participé en la publicación de una edición crítica de las obras de San Gregorio Palamás. Durante mi estancia en el Monte Athos, a mí se me presentó la gran posibilidad de aprender la oración a Jesús por medio de la conversación directa con monjes de la Montaña Sagrada poseedores de una gran espiritualidad.
En mi vida hubo un período en que yo, cuando viajaba al Monte Athos, no deseaba del todo trabajar en las bibliotecas, ni visitar los museos de los monasterios. Yo le pedía a cada monje, que me encontraba por el camino, relatarme sobre la oración del corazón. Así, yo encontré en mi vida a muchos staretz: Paisios, Efrén Katunakski, Efrén, Higúmeno del monasterio de San Filofeo, y otros monjes que vivían en la Montaña Sagrada. De ellos solo me interesaban sus enseñanzas acerca de la oración a Jesús. Y, a decir verdad, aprendí mucho.
Luego, en Inglaterra, en el monasterio de San Juan Bautista, en el condado de Essex, yo me conocí con el staretz Sofroni (Sajarov). Teniendo una gran experiencia espiritual y poseyendo el don de la oración a Jesús, él relacionaba intrínsicamente a la oración del corazón con la teología. El staretz me ayudó mucho en la vida espiritual.
Claro, el Señor sobre todo ayuda a aquellos, quienes se enfuerzan en la oración. El Mitropolita Antonio (Bloom) tiene un libro muy bueno “Oración y vida”. Los Santos Padres, unánimemente, no sólo aconsejan leer sobre la oración sino que también y aprender a rezar. Si por la mañana dedicar algún tiempo a la oración, incluso breve “Señor Jesús, Hijo de Dios, ten piedad de mí”, también por la tarde y durante el día, por ejemplo, mientras caminamos o vamos por el camino, es posible, al fin y al cabo, conocer mucho sobre la oración.
Pondré un ejemplo para que a usted le sea más fácil comprender cómo aprender a rezar. La oración a Dios es en esencia una expresión de amor. Quién ama a Dios lo recuerda y le reza. Cuando una madre ama a su niño piensa constantemente en él. También, un muchacho enamorado de una muchacha piensa siempre en su ser amado. Como no hace falta explicar que es el amor y estudiar ciertos ejercicios para comprenderlo, así mismo y no tiene necesidad de recibir detalladas instrucciones aquel quién ama a Dios, y que tiene constantemente los pensamientos en Él. Cuando el devoto tiene en la mente la oración, entonces, un buen día, ésta podrá pasar a su corazón transformandose así en oración del corazón.
¿Recordáis el relato en que Cristo encuentra a dos de sus discípulos por el camino a Emaús? Ellos estaban decepsionados por lo ocurrido en aquella semana en Jerusalén. El Señor se les apareció como un desconocido y les dijo: “De qué venís hablando por el camino y por qué estáis tristes?” Uno de ellos le respondió: “Seguramente tú eres el único que, que habiendo estado en Jerusalén, no sabe lo que allí ha sucedido en estos días”. Entonces Cristo tomo el aspecto de cómo que si no había comprendido y preguntó: “¿Qué ha sucedido?... Y comenzado desde Moisés, y pasando por todos los profetas, les explicó a ellos lo que dice la Escritura sobre Él”. Entonces comenzó a arder el corazón de los discípulos y luego “se dijeron el uno al otro ¿no es cierto que el corazón nos ardía en el pecho, mientras nos venía hablando por el camino y nos explicaba las Escrituras?” Este ardor del corazón es en esencia el amor del hombre hacia Dios, y así se realiza la oración. Los Apóstoles “lo obligaron a quedarse, diciendo: quedate con nosostros... y cuando estaban sentado a la mesa, tomó en sus panos el pan y, habiendo dado gracias a Dios, lo y se los dió. En este momento se les abrieron los ojos y reconocieron a Jesús; pero el desapareció”. (Lc. 24, 13-33)
En realidad este camino simbólicamente representa a la Divina Liturgia. Al comienzo de la Liturgia escuchamos la palabra de Dios, prestando atención a la lectura de los pasajes de las Epístolas apostólica y del Evangelio es como se enciende nuestro corazón. Luego nosotros realizamos el Sacramento de la Eucaristía y comulgamos el Cuerpo y la Sangre de Cristo. Esto demuestra cómo en la vida espiritual nosotros, partiendo de las desgracias y penas, podemos llegar a ver a Dios, de oir Su Palabra pasar a Su contemplación.
Este camino es y también la imagen simbólica del paso de la oración de la mente al corazón. Dentro del corazón humano existe un altar espiritual, en el que se realiza la Divina liturgia. Esto y Ustedes lo sabéis. Yo me alegré cuando supe que San Sergio de Rádonezh, el cual es venerado aquí, en la Laura, y por toda Rusia, aceptó la bendición del santo Patriarca de Costantinopla Filofeo (Kokkinos), que, a su vez, fue amigo y discípulo de San Gregorio Palamás. Nosotros vemos, cómo la experiencia viva del hesicasmo es trasladada a Rusia y a otros países.
Esta es mi respuesta a Ustedes. Si alguien quiere, más detalladamente, detenerse sobre este tema, puede hacer otra pregunta.