LA POSIBILIDAD DE LA EXPERIENCIA CRISTIANA DE DIOS Y SU PROBLEMÁTICA.
LA POSIBILIDAD DE LA EXPERIENCIA CRISTIANA DE DIOS Y SU PROBLEMÁTICA EN LA OBRA DE JUAN DE ÁVILA.
En el tratamiento de
este tema vamos a seguir el siguiente índice.
1.-Posibilidad de la
experiencia cristiana de Dios
2.-Problemática que plantea el tema de la
experiencia de Dios.
ZURBARÁN
DETALLE DE UN MONJE EN EL REFECTORIO.
1.-POSIBILIDAD
DE LA EXPERIENCIA CRISTIANA DE DIOS.
Juan de Ávila participa, junto con la
espiritualidad de su tiempo, de la positiva valoración de la experiencia en la
vida cristiana, y con respecto al tema de la experiencia de Dios, hay en sus
escritos muy variadas referencias. En primer lugar tiene la convicción de la
posibilidad de encontrarse con Él a través de algún tipo de vivencia
personal.
Afirmar la posibilidad de experimentar a Dios,
es sostener que puede ser objeto de un conocimiento directo e
inmediato, bien sea por medio de los sentidos, lo que sería verlo,
oírlo etc. o bien por el entendimiento lo que sería intuirlo sin ninguna idea
abstracta que sirviera de intermediario, o bien por la voluntad a través
de una vivencia amorosa.
Sus afirmaciones en este sentido son abundantes
y claras: Trascribo algunas:
Si nosotros nos contentamos con
conocer a Dios por fe y no le conocemos por la noticia experimental…tendremos
por qué llorar. (1)
En una carta escrita a Santa Teresa en
respuesta a otra de la santa en la que le pedía le diera su opinión sobre el
libro de su Vida, le dice:
“ Y aunque muchos le conozcan por
fe, más la experiencia particular del amoroso y más que amoroso trato de Dios
con quien El quiere, si no se tiene ,no se podrá entender al punto donde llega
esta comunicación” (2)
Aunque cuando habla de esta materia se apresure
a decir que la fe cristiana no tiene en la experiencia personal su principal
motivo, la valora como una comprobación personal de lo creído, pues esta
experiencia convierte al creyente en un testigo en el sentido literal de
la palabra:
“ …experiencias que no habéis de
buscar en libros y vidas ajenas mas en vuestra propia conciencia, para que
tengáis testigos cercanos a vos…veréis tales maravillas dentro de vos que se os
quite la gana de buscar fuera…( 3)
ÉXTASIS DE
SANTA TERESA. BERNINI.
Habla después de la equivocación de quienes
infravaloran el sentimiento de Dios como si se tratara de algo
sin importancia en la vida cristiana:
“…hay muchos engañados en pensar
que no hace al caso, en el camino de Dios,
la devoción y sentimiento de
Él…este engaño tiene su raíz en el
distraimiento
que las almas
tienen…( 4)
Parece como si para el santo algún tipo de
experiencia de Dios debiera entrar en la dinámica de la vida cristiana, de
manera que no tiene inconveniente en decir que no es un fenómeno insólito. Así
se lo dice a santa Teresa refiriéndose a algunas de las experiencias contadas en
el libro de su Vida.
“También digo que las
cosas de este libro acaecen también en nuestros tiempos
a otras personas, y con mucha certidumbre de que son de Dios”
(5)
Creo que con estos textos es suficiente para
comprobar por donde va pensamiento de nuestro autor en un asunto como
este.
Notas:
(1) Epistolario: carta 10.(2)
Epistolario: carta 158. (3)Audi Filia ,3805
(4) Epistolario: carta 180. (5) Epistolario: carta 158.
MIRANDO AL MAR SOÑÉ QUE ESTABA JUNTO A
TI…
2.-.-
PROBLEMÁTICA DEL TEMA
En la obra de Juan de Ávila se
hallan otros muchos aspectos relacionados con el tema de la experiencia de la
divinidad; gran parte de los interrogantes que suscita, está al menos aludida.
Hemos de decir que como ocurre en la mayor parte de los temas en los que se
centra su magisterio, Juan de Ávila no los trata de una forma
monográfica y específica, sino que su enseñanza hay que sacarla de toda su obra
en conjunto en la que van apareciendo retazos relacionados con la
misma
2.-1. Elementos relacionados con la naturaleza de la
experiencia
En ella hay, sin duda,
elementos explicativos de la naturaleza del fenómeno de la
vivencia de Dios, entiéndase por Dios una realidad Trascendente con una
transcendencia cristiana, es decir tal como aparece en las enseñanzas de Jesús,
el Dios vivenciado, si podemos hablar así es el Dios de Jesús, y aún todavía más
concreto, el Dios de las enseñanzas de Jesús tal como nos ha sido transmitido
por el Magisterio de la Iglesia católica
Habla también de las razones
teológicas en que se fundamenta, verdades reveladas de las que
viene a ser consecuencia, dones divinos de los que la
experiencia es desarrollo, función que desempeña en la vida cristiana,
condiciones que favorecen su aparición…, serían apuntes para
una teoría interpretativa de orden teológico.
2.-2.-Criterios para discernir las experiencias
verdaderas de las falsas.
Junto a ello, Juan de Ávila aporta
criterios para discernir las experiencias verdaderas de las falsas,
orígenes de unas y otras, principios generales que permiten emitir juicios sobre
su validez.
CONTEMPLACIÓN.
2.-3.- Datos
para una fenomenología de la experiencia.
Por último hay en sus escritos datos
para una fenomenología en el sentido de que enumera y describe
vivencias concretas de la divinidad, tales experiencias o vivencias unas veces
parecen tomadas de su relación como maestro de personas que las han tenidos y
otras son vivencias propias a las que él mismo hace una velada alussión
3.-4.-
Finalidad de nuestro estudio.
De todo este material nosotros
nos centraremos en la descripción de los fenómenos narrados por el santo
o que siendo simplemente referidos por él, dan pie a una descripción.
Aunque al hilo de la descripción de los fenómenos y fundamentándonos en
los textos de Juan de Ávila aparecerán otros aspectos distintos de la mera
descripción
Pues, aunque es sabido cómo la moderna ciencia
de la Fenomenología de la Religión ha hecho posible el estudio
del hecho religioso en general y de la experiencia de la Trascendencia
en particular, desligándolo de cualquier interpretación, ciñéndose a la
descripción del hecho tal como es vivido por el hombre, sin embargo de la mano
de Juan de Ávila iremos más allá de esa consideración, digamos puramente
fenomenológica, entre otras cosas porque esta no es la forma como Juan de Ávila
trata esta temática.
Comenzaremos a por estudiar fenómenos de
experiencia de Dios para posteriormente sacar conclusiones de otro orden, aunque
siempre fundándonos en la enseñanza del Maestro Juan de Ávila, el recién
nombrado Doctor de la Iglesia.
LA
EXPERIENCIA DE DIOS EN LA ORACIÓN DIALOGADA.
LA ORACIÓN
Y SUS CLASES
1.-LA ESENCIA
DE LA ORACIÓN.
La oración es desde el punto de vista de la
fenomenología de la religión, uno de los fenómenos mas importantes, de modo que
casi se puede dar como buena la afirmación de que allí donde hay oración hay
religión, y por el contrario su falta pone en peligro la existencia de la
religión.
Por otro lado la oración es, en la mayor parte
de las religiones un ámbito muy apropiado para la experiencia de la divinidad
entendida como la realidad que transciende la naturaleza. Es este el motivo por
el que antes de examinar los fenómenos en los que según Juan de Ávila se puede
tener experiencia de Dios, nos ocupamos brevemente de hablar de la oración y sus
clases, teniendo muy en cuenta lo que el maestro Ávila dice de ella.
ORACIÓN
VOCAL.
La oración está integrada por unos factores que
la definen y están siempre presentes en todos los modos de orar, desde la más
ingenua invocación vocal, hasta la más alta forma de contemplación mística;
además estos factores sirven para distinguir la oración de otros actos con los
que podría confundirse tales como las invocaciones mágicas y
ciertas meditaciones o reflexiones sobre Dios., que tienen más
de estudio que de oración.
Entre estos factores conviene destacar desde el
principio el hecho de que la oración es una consecuencia, es decir sigue siempre
a algo anteriormente dado; es pues una reacción a un estímulo previo
porque la persona cuando ora, lo hace como respuesta. La oración es en
sí misma una respuesta a algo previamente dado.
La respuesta consiste en que la persona que ora
entabla con Dios una relación viva y personal; mas tal tipo de relación es sólo
posible tras una cierta vivencia de la presencia de Dios, estímulo que la
provoca: únicamente si alguien se siente ante Dios se mueve a orar.
Desde este punto de vista, la oración es la respuesta que la persona
religiosa da al hecho de la presencia de Dios de algún modo sentida o por lo
menos aceptada por la fe. Esta presencia no sólo promueve la relación
sino que la determina en el sentido de calificarla; es decir, hace que
sea una relación viva, vital; tiene las propiedades de la relación
interpersonal.
Según esto la oración es la comunicación vital
que el hombre entabla con Dios representado con caracteres personales y vivido
como presente. Por lo mismo, toda oración tiene los componentes propios del
diálogo, aunque éstos sean más o menos explícitos; en cualquier caso se
desarrolla sobre el presupuesto de que Dios no está ajeno a la relación sino de
algún modo escucha y participa en la comunicación.
Pero no toda relación con Dios es oración:
también las invocaciones mágicas y la reflexión sobre Dios, en mayor o menor
medida, suponen una relación con la divinidad; sólo la relación que brota de la
aceptación de Dios como Dios, es propiamente oración.
Estos son pues los elementos constitutivos de
la oración.
ORACIÓN
LITÚRGICA.
1.- Relación.2.-relación viva.3.-de
carácter interpersonal.4.-con una realidad a la que se atribuyen propiedades
personales. 5.- vivida como presente y 6.-reconocida como tal.
Juan de Ávila da una definición en la que están
presentes estos factores puramente fenomenológicos, la define como :
“ Una secreta e interior habla, con
la que el alma se comunica con Dios, ahora sea pensando, ahora pidiendo, ahora
haciendo gracias, ahora contemplando y generalmente por todo aquello que en esta
secreta habla se pasa con Dios.” (Cf. A. Filia 71; 38)
2.-CLASES DE
ORACIÓN.
De la oración se pueden hacer diversas
clasificaciones, así se habla de oración vocal y mental, de oración de petición,
de alabanza, de acción de gracias etc. Para nuestro intento nos fijaremos en
aquellas clasificaciones que nacen de su factor esencial, factor que
anteriormente hemos descrito como un determinado tipo de relación con Dios,
fijándonos pues en este factor diríamos que la oración se divide de
acuerdo con la forma o modo cómo se establece la relación con
Dios.
Juan de Ávila nombra distintos
tipos de oración atendiendo a este factor , así habla de la oración vocal,
de la meditación, contemplación, de la oración de simple mirada, de quietud, de
la vía de los alumbrados o dejados, de recogimiento…
Si se analizan las descripciones que hace de
estas diferentes clases creo que todas pueden englobarse en dos grupos: el
primero el que denominaríamos como oración dialogada y el
segundo a la que clasificaríamos como oración mística.
3.-LA ORACIÓN DIALOGADA.
Se llama oración dialogada a
aquella en la que se dan de forma explícita elementos componentes de un díalogo.
Son modos de orar en los que el orante “habla” con Dios, bien
porque pronuncia literalmente palabras con su boca o porque las
“dice”mentalmente. En este tipo de oración todos los actos que
se realizan tienen una evidente apoyatura verbal: está hecha de imaginaciones,
representaciones, pensamientos, reflexiones, así como sentimientos y afectos
nacidos de las mismas; la persona que así ora puede unas veces pedir, otras
alabar, dar gracias o adorar e
En ella Dios es representado como “
interlocutor “ con el que se dialoga, es por ello que en la misma el
orante se siente como alguien distante de Dios en algún sentido” estando con Él,
junto a Él.
4.-LA ORACIÓN
MÍSTICA.
Como posteriormente, en el apartado en el que
hablemos de la experiencia de Dios en la oración mística nos detendremos
pormenorizadamente en su descripción, bástenos por ahora describir este segundo
tipo de oración, como aquella en la que están ausentes todos los
elementos que hemos dichos integran la oración dialogada: no hay
palabras, la mente está en calma, ausente la reflexión, los pensamientos es pues
un silencio mental entendido como la falta de todos aquellos factores que
integran nuestro conocimiento habitual.
En esta clase de oración Dios no es
representado como “interlocutor” sino como centro al que el
orante se vivencia unido, en cierto sentido fundido con él.
LA
EXPERIENCIA DE DIOS EN LA ORACIÓN
DIALOGADA.
Preguntarse por la experiencia de Dios en la
oración, no es preguntar por algo sobreañadido a la misma. Algún tipo de
vivencia de Dios ha de darse en el orante para que la oración cumpla su
definición, pues no es posible entablar una comunicación viva y personalizada
sin alguna “presencia” de la persona con quien se entabla la comunicación. Esto
ya quedó indicado al afirmar que la persona cuando ora lo hace como
respuesta.
Mas la oración en su transcurso, parece genera
nuevas experiencias; Juan de Ávila insinúa que no hay verdadera oración cuando
en el desarrollo de la misma no aparecen estas experiencias que permiten al
orante comprobar que Dios está “ respondiendo” a los intentos de entrar en
relación con Él.
A ellas nos vamos a circunscribir, y en este
apartado, a las que se dan en la oración dialogada, de la mano de los escritos
de Juan de Ávila.
Unos textos suyos pueden situar mejor que
ninguna otra descripción, el tipo de experiencias con las que nos vamos a
encontrar:
En la oración todo se ha de hacer
con el mayor sosiego que pudieren para que si Dios los quisiere hablar no los
halle tan ocupados que calle Dios .( Carta 5)
Es importante fijarse en lo que afirma. Está
diciendo que la oración toda ella ha de ir encaminadqa a un único fin; para
lograrlo hay que hacer las cosas “ con el mayor sosiego que pudieren” y lo que
se busca es que Dios se manifieste hablando y no callando… Y refiriéndose a la
respuesta divina dice:
“ Algunos hay a quien Dios toma los
corazones y obra en ellos que no han menester sino acogerse a Dios, y enseguida
hallan tanta lluvia de pensamientos buenos y comunicación de Él que no han
menester sino seguir tal guía.” ( Carta 1.)
El texto nos da en apretado resumen el núcleo
de esta experiencia: Dios toma los corazones; obra en ellos, produce tal
comunicación de Él que no hay más que estar a seguir tal guía.
Y en otra ocasión expresa lo mismo haciendo una
enumeración más amplia de los efectos de la presencia de Dios:
“ Este negocio todo consiste en
recibir los movimientos e influencias… y lo que entonces le fuere dado, agora
sea compasión, agora amor, o dolor o temor de pecados, o edificación de
costumbres, o lágrimas…todo lo tome sin desechar nada.” ( Carta
5)
Los textos , pues, en orden a la descripción,
pueden tomarse en su literalidad: Dios se comunica con el orante causando en él
una multitud dde estados:
PARA
EXTASIARSE.
“ Algunas veces es tanto lo que da
acá nuestros Señor a sentir de sí mismo que no se acuerda el ánima de nadie, por
estar ocupada toda ella en Aquél que es todas las cosas.”
( Carta 159)
Entre los que relata el santo manchego, ya lo
hemos oído, unos tienen carácter intelectual; la persona en el transcurso de la
oración, se siente enseñada, iluminada, inspirada, sugerida..” qué
de cosas que de novedades enseña Dios, con las cuales hace herir al hombre su
muslo de espanto”( Carta 148)
Otros son de naturaleza preferentemente
afectiva; sentimientos del más variado orden, amor , agradecimiento, dolor de
pecados. Entre ellos nombra muy a menudo la reverencia como si
ante Dios lo primero que la persona experimenta es tal actitud. La reverencia es
un sentimiento complejo que engloba actitudes de respeto, sometimiento, temor,
adoración…
“ Una reverencia que hace temblar
de Aquél de quien tiemblan los poderes del cielo” Una reverencia que hace
temblar amorosamente”( Carta 6)
Después o junto a la reverencia, nombra un
bloque de reacciones emparentadas con el asombro el estupor, la admiración. La
persona se siente maravillada, estupefacta por lo que siente, y experimenta en
la oración:
“ Acaece un espanto tal que no se
puede decir ni entender” ( Carta 148)
El amor se hace forma también parte de esos
efectos, un amor mezclado de sentimientos de alabanza, agradecimiento,
confusión, reconocimiento de la bondad divina…Un amor que alcanza intensidades
distintas según la naturaleza del encuentro, y de la persona que lo experimenta
pero que está hecho de un componente extático y que puede llevar al literal
“ sacar al hombre de sí” “ Un amor con el que desfallecerá su
alma” (24)
Otro grupo es el integrado por sentimientos y
actitudes de arrepentimiento, dolor, confusiòn.. Con respecto a ellos advierte,
alguna vez, que es lo primero que se produce en el alma en su experiencia y
trato con Dios, como si fuere el anverso de la reverencia.
“ Esta es la primera luz que el
Señor da al alma que viene, darle a entender cuan mal ha correspondido al trato
con Dios…y hácele desplacerse tanto de sí mismo que no ve en sí cosa que no sea
para llorar, ve tales males que ha hecho, o bienes que ha dejado de hacer…y
llora. Está tan espantado de su pasada ceguedad, que , como un hombre que de
nuevo ve una cosa muy nueva, suele darse una palmada en el muslo, en señal del
gran toque que su corazón ha recibido en señal de admiración de aquello. Acaece
un espanto tal, que no se puede decir ni entender, sino es por aquellos a quien
Dios da esta luz.(Carta 148)
En ocasiones los fenómenos son estados
anímicos: de felicidad, paz, sosiego, alegría. En este orden, una de las
experiencias a las que hace muy a menudo referencia el santo es al gozo y
dulcedumbre que la comunicación de Dios produce en el alma. Gozo que puede
repercutir en el estado físico.
“ Y algunas veces es tanta la
dulcedumbre que el alma gusta siendo visitada por Dos, que la carne no la puede
sufrir, y queda tan flaca y caída, como lo pudiera estar, habiendo pasado por
ella una larga enfermedad corporal. Aunque acaece otras veces, con la
fortificación que el espíritu siente, ser ayudada la carne y cobrar nuevas
fuerzas, experimentando en este destierro algo de lo que en el cielo ha de
pasar.”( A. Filia 778 s.s.) En ocasiones los fenómenos
afectan a la conducta, por ejemplo , cómo la voluntad queda reforzada y que el
santo interpreta como comprobación personal de lo que dice san Pablo:
“ Jesucristo es fortaleza y sabiduría de Dios”( A.
Filia 3896)
CUALIDAD DE
LAS VIVENCIAS: TRASCENDIMIENTO Y PLENITUD.
El TRASCENDIMIENTO.
De estos fenómenos,
inspiraciones, sentimientos, estados, ahora no interesa tanto su contenido, como
las cualidades de que están adornados, por que es en ellas donde aparece su
verdadera dimensión.
Estas cualidades las podemos englobar en dos:
La cualidad o nota de trascendimiento y la de plenitud.
Hablamos ahora de ellas.
El sentirse trascendido es una situación en la
que la persona se experimenta como sacada del orden natural y mundano en el que
habitualmente se desenvuelvo siendo colocada en un ámbito completamente nuevo y
que capta como absolutamente distinto y des-semejante.
San Juan de Ávila ha expresado esta situación
subjetiva como propia del encuentro con Dios con palabras ya dichas pero que
ahora alcanzan su verdadera dimensión:
“…totalmente muda y absorbe al
hombre y lo saca fuera de sí…Deja al alma tan harta y tan otra que le parece
resucitar de muerte a la vida”
Esta nota se ve ilustrada por la valoración que
de las cosas hace la persona tras las experiencias. Se le produce una
relativización de todo que se traduce en un desinterés y despego . Una frase del
maestro Ávila puede dibujar bien este aspecto. Hablando de lo que la persona
siente cuando entra en diálogo con Dios, afirma: “ que le es gran
asco y gran tormento el tratar con ellas ( las cosas y tareas
ordinarias) ( Carta 6)
El trascendimiento tiene otro aspecto que
conviene destacar: lo que la persona vive en su diálogo y encuentro con Dios,
sólo puede ser alcanzado saliendo y olvidándose de si. Este olvido de sí no es
un ascético renunciamiento por lo que uno se priva de algo para alcanzar una
cosa mejor, sino la vivencia de que para alcanzarlo es necesario seguir un
camino distinto del de los deseos y aspiraciones naturales porque este camino
desenvoca siempre en el hallazgo de algo igualmente natural, bienes,
satisfacciones y felicidad naturales, muy distintas de las que
experimenta cuando sale de sí.
LA
NOTA DE PLENITUD.
Ante Dios, por lo que dice Juan de Ávila, la
persona se siente plenificada y salvada, con una plenitud total y nueva.
No es la felicidad y satisfacción consecuencia
de la posesión de bienes y metas terrenos. El lenguaje utilizado sugiere la
aparición de algo que abre a la peprsona un orden nuevo de posibilidades de
realización. Algo:
“ que deja al alma tan harta y tan
otras que parece haber resucitado de muerte a vida”
Es como si estuviera ante un bien distinto y
una felicidad nueva. La persona encuentra realización definitiva que la hace no
necesitar, ni esperar nada más.Ha encontrado su centro:
“ el sosiego del que anda buscando algo que
completamente la satisfaga.”
La plenitud consta según el santo de estos
elementos:
- El encuentro de un bien
nuevo.
Bien único y suficiente.
-Que llena y plenifica de modo
definitivo.
- Toda la vida, con él, adquiere un
nuevo sentido,
- Quien lo encuentra deja de apetecer
otras cosas.
- Su pérdida es la perdición de la
persona.
Todo esto lo pone el santo en
Dios. Él es vivenciado como bien plenificante
“ Bien sobre todo bien, solo y
suficientísimo bien, ¿ en qué se deleita quien en ti no se deleita? Y ¿ quien no
te desea y se muere de hambre por ti, cumplimiento de nuestros vacíos y sobrado
enchimiento de los más interiores senos y rincones de nuestras entrañas.
Búsquete quien algo busca, pues quien te halla pone fin a buscar otras cosas.
Gócese de ti y contigo quien es amigo de gozo, pues sólo tú haces al alma tan de
verdad gozosa, que matas las congojas y tristezas como un fuego…abrasa y deshace
unas pequeñitas pajas” ( Carta 76)
Estas dos notas están presentes en todos los
fenómenos de experiencia de Dios y aunque haya diferencias en la forma e
intensidad de los mismos su presencia determina el dato y hecho humano de los
fenómenos de “experiencia religiosa de Dios.”
Como creo haber dicho
en otro lugar estos hechos son vivencias subjetivas que algunas personas viven y
experimentan en su relación con la divinidad, el valor de las mismas desde el
punto de vista objetivo deber ser analizado enjuiciado.
LA EXPERIENCIA
DE DIOS “QUE DEL AMOR NACE.”
1.-EL
CONOCIMIENTO POR AMOR.
Vamos en el presente tema a desarrollar una
idea repetida por el maestro Ávila: la de que el amor produce
conocimiento y además, que ese conocimiento es de naturaleza
experimental.
Se trata, pues, de analizar el alcance que
tienen sus afirmaciones de que el amor es fuente de un conocimiento especial,
único, de Dios al que llama “noticia experimental que del amor
nace.”
La afirmación de que el amor produce
conocimiento es distinta de lo que se expresa en el lenguaje común, pues
evidentemente que hay una relación entre conocimiento y amor: cuando algo o
alguien es amado, su amor y deseo nos lleva a conocerlo; más aún, el trato y la
convivencia a la que el amor lleva, sitúa a las personas en óptimas condiciones
para el conocimiento: el mismo lenguaje común lo afirma cuando dice: “
te conozco bien porque te quiero.”
Pero estas y otras consideraciones lo que
descubren es que el amor o bien está siendo el resultado del conocimiento de la
persona amada, o es el motivo que produce tal conocimiento. Esto es la
aplicación del dicho: que nada o nadie puede ser amado si no es
previamente conocido, es el dicho de la corriente filosófica
aristotélico-tomista expresada en el dicho nihil volitum quin
praecognitu. que aparece también en el lenguaje común diciendo que
“ el amor es ciego.”
Muchos pensadores de nuestra época han
subrayado el valor cognoscitivo de la vida afectiva y referido al conocimiento
de Dios, el amor es presentado como una vía para el conocimiento de
Dios, distinta del conocimiento racional y científico.
Esta vía de acceso a Dios a través del
conocimiento que nace del amor, tiene una larga tradición en el cristianismo, es
enseñada ya por algunos padres como san Gregorio Magno (1), por el Pseudos
Dionisio, san Bernardo, san Buenaventura. En el siglo XVI forma parte de la
espiritualidad común de esta época. Juan de Ávila está también a favor de esta
corriente por lo que a continuación vamos a transcribir algunos textos suyos que
nos harán comprender mejor la idea del conocimiento por amor.
DEL AMOR A
LA NATURALEZA NACE SU CONOCIMIENTO.
2.-LOS
TEXTOS.
Juan de Ávila es un enamorado
del tema del amor. Leyendo su obra casi consigue que el lector sienta lo que él
mismo dice en un sermón: “pluguiese a Dios que tanto se os predicase
de la caridad, que de fastidiados, os acordaseis siquiera de la palabra
caridad” (2), por lo mismo si de escoger textos se trata tenemos
donde escoger:
“ ¿Con qué te cazaremos? ¿Con
ballesta o con halcón.? ¿ Con qué lazo te tomaremos, Dios mío, para que
no te nos vayas.? No hay fuerza, no hay dones, no hay manera, no hay
consejo, no sabiduría, no basta cielo, no basta tierra, finalmente, no basta
hermanos, toda industria humana,
para
tomar a Dios, si no es con amor .
Este es, hermanos, el señuelo con
que Dios se abate; éste es el cebo con que Dios se pesca: Amor, hermanos,
amor.
Ésta es la bendita caza, sobre toda
bienaventuranza bendita, que no se deja prender sino del corazón que arde con
amor…¡ Bienaventurado, hermanos, el corazón donde Dios por amor se aposenta!
(3)
En un diálogo con Dios afirma:
“¡Oh si del todo ardiésemos por ti!
entonces dirían nuestros huesos ¿quién es semejante a ti?
porque del fuego del amor tuyo nacería conocimiento de ti,
pues quien dice que te conoce, como te ha de conocer, y no te ama, es
un mentiroso.
Amémoste, pues, y conozcámoste por
el conocimiento que de amarte resulta.”(4)
De manera menos apasionada,
aunque más aseverativa, dice en una carta a un sacerdote a quien le enseña el
verdadero camino para experimentar a Dios:
“…Si nosotros nos contentamos con
conocer a Dios por fe, y no le conocemos por la noticia experimental
que del amor nace, también tendremos que llorar…y decir ¡ ay del tiempo
cuando no te amaba!”(5)
De modo más directo y explicito le dice:
“ Y si quiere saber qué cosa es
andar la mano de Dios por el alma; si quiere beber en la tierra una
gotilla del río del deleite de Dios, si quiere llegarse a ver la visión
de cómo Dios está en la zarza, y no se quema la zarza, aunque arda,
no aguce tanto el ingenio para inquirir cuanto el afecto para
purificarlo”(6)
Y VIO QUE
LA ZARZA ARDÍA Y NO SE CONSUMÍA.
Aunque vuelva de nuevo a este texto para otros
fines, evidentemente en él lo que dice es que si quiere conocer a Dios no
“aguce” el entendimiento para saber, sino
el amor para purificarlo.
Conclusión:
“Amemos, pues y viviremos;
amemos y seremos semejantes a Dios y heriremos a Dios que con
solo amor es herido; amemos y será nuestro Dios porque sólo el amor le
posee”(7)
El sentido de estos textos es
fruto de una convicción sobre la existencia de un tipo de conocimiento de Dios
relacionado con el amor, tales afirmaciones no nacen de la imprecisión del
lenguaje que relaciona de forma vaga conocimiento y amor. Esto se pone de
manifiesto, por ejemplo, en el siguiente texto en el que habla de una forma más
escolar:
“¿ Para qué todo esto…? Si
preguntáis ¿ qué cosa es Dios? os diré: una cosa que no
podemos entender lo que es…Cuando dejemos de lado esta forma de
conocimiento y quedemos en una oscuridad que al preguntársenos ¿ que es
Dios? Respondamos: No sé…entonces tal ánima está en lo fino
para entender y hablar de Dios; cuando muera el conocimiento por ideas y nazca
el que nace de amarle crecerá nuestro entendimiento sabiendo entender de veras a
Dios.
No lo puedo decir más claro, pues
es una cosa que se puede sentir y no decir”(8)
3.-AMOR Y
EXPERIENCIA DE DIOS.
Lo primero que se puede decir
de la relación existente entre amor y experiencia de Dios, siempre según la
enseñanza de Juan de Ávila, es que el amor proporciona un conocimiento de Dios
distinto del que proporciona la fe. La fe es un conocimiento “de
oídas,” el tono de la contraposición entre ambos conocimientos
marca la superioridad del primero, recordamos las palabras antes dichas:
“si nos contentamos con conocer a Dios por fe y no le conocemos por
la noticia experimental que del amor nace, tendremos que llorar…”
y es que el conocimiento que proporciona el amor, según se dice,
es personal, y asegura al sujeto su comprobación.
Es asimismo distinto del que se adquiere por el
estudio, este conocimiento es mediato adquirido, por ideas, parcializado y
analógico; mas bien nada, porque si después de lo logrado con él se le pregunta
uno ¿ qué es Dios? Lo más prudente sería decir: “ pues una
cosa que no sabemos decir lo que es?
En la comparación entre el conocimiento
adquirido por el estudio y el alcanzado por amor es donde Juan de Ávila aclara
más la naturaleza de este último, pues es un conocimiento directo, inmediato y
apropiado de Dios. Afirma que es un conocimiento nacido de un encuentro, como
por contacto, como si el alma estuviera “tocando a Dios y Dios
estuviera tocando al alma.”
Del mismo, brota una “
sabiduría” inefable en la que predominan los matices afectivos,
resultado de una viva experiencia de la relación interpersonal en la que
Dios es conocido como Bien Sumo que desvela su intimidad a la persona mientras
le ama y que en presentándose la deslumbra con su grandeza, trascendencia,
belleza, y blandura…
A la persona que le ama y mientras le ama se le
desvela en el gozo que le proporciona, en la felicidad que le produce,
en el éxtasis que le causa, en el sentido que le comunica, en la fortaleza que
le trasmite…
La persona de lo que puede dar cuenta es de lo
que está viviendo y experimentando:
- Que está conociendo a Dios de un modo
directo.
- Que se siente transcendida en su
presencia.
- Que experimenta un gozo y plenitud
nuevas.
- Que ante ello todo lo demás
es pura nada:
“ Si las flores de los buenos
principios que Dios en el alma de vuestra merced por su misericordia la
consuelan y dan contentamiento,¿ qué sería si vuestra merced se
atreviese a andar un poquito más ligero por el camino de Dios…?
Creo que encontraría con tales cosas, que dejaría el cántaro como la
samaritana, para mejor gozar del agua viva que Cristo
da;…
Entonces, señor, se quitarían de
gana los deseos prosperidades de esta vida, y antes serían aborrecidas que
amadas,como cosa que estorba el gusto de las cosas divinales.
Entonces vienen al hombre,
juntamente gozo y dolor.porque aquel vino nuevo que Dios le da a
beberle embriaga con su dulcedumbre y le hace despreciar todo
lo visible; y considerando cuanto tiempo ha carecido de él…no
puede dejar de decir y llorar con san Agustín: tarde te conocí, belleza
tan antigua,tarde te conocí, belleza tan nueva.(9)y aunque él
lloraba porque no había conocido a Dios por fe, andando en
errores;
Mas si nosotros nos contentamos con
conocer a Dios por fe y no le conocemos por la noticia experimental que
del amor nace…también tendremos que llorar como él y
decir:¡ ay del tiempo cuando no te
amaba!...
Las palabras que dice posteriormente conviene
leerlas con especial atención, en ellas, sirviéndose de imágenes expresa en qué
consiste esa noticia experimental:
“ Y si vuestra merced quiere saber
qué cosa es andar la mano de Dios en el alma”
Las palabras sugieren que el hombre está como
tocando a Dios y dejándose tocar por Él.
“ Si quiere beber en la tierra una
gotilla del río del deleite de Dios”
La referencia a la felicidad, al gozo
embriagante, que la presencia de Dios produce es una constante:
“ Si quiere
llegarse a la visión de cómo Dios está en la zarza” Sirviéndose
del episodio de Moisés que se encontró con Dios en una zarza que ardía y no se
consumía, Juan de Ávila simboliza la presencia de Dios como fuego ardiente:
“ y no se quema la zarza aunque arda.”(10) como no se
deshace el corazón humano aunque arda encendido en el amor que la presencia de
Dios le causa. Y no entorpezca el encuentro queriendo desarrollar un
conocimiento que tan distante está del nuevo conocimiento: “no aguce
tanto el ingenio para inquirir cuanto el afecto para
purificarlo.”
EN BUSCA DEL
TESORO ESCONDIDO.
Y empleando ahora textos del Nuevo
Testamento continúa:
“ Porque si el que halla el tesoro
escondido en el campo vende todo lo que tiene para comprarlo (11)
¿ qué hará quien se encuentra con el dulcísimo maná escondido (12)
de la dulcedumbre de Dios, sino, por comer de él con entrambos
paladares,ayuna de todo lo demás de la tierra y dice con sus entrañas:
mi corazón y mi carne desfallecen por el Dios vivo, Dios de mi
corazón,herencia mía, Dios para siempre”(13)
4.-COMPROBACIÓN PERSONAL Y EXPERIENCIA POR
AMOR.
Venimos viendo, según Juan de Ávila afirma, que
un determinado amor de Dios produce un conocimiento experimental de Él, no hay,
en cambio, ninguna teoría encaminada a justificar y explicar el modo cómo este
conocimiento se produce.
Podría recurrirse a la teoría del llamado
conocimiento por connaturalidad por el que alguien es conocido en el efectos de
atracción que su presencia causa en el cognoscente.
O podría pensarse en las afirmaciones que hace
la espiritualidad del recogimiento de que el hombre, hecho a imagen de
Dios, guarda en el fondo y centro del alma, esta
imagen pudiendo llegar a través de un proceso de “
recogimiento” de las facultades humanas, al encuentro de ese Dios
presente en tal centro.
Un texto en el que Juan de Ávila dice que el
hombre es “casa de Dios” y que cuando nos centramos y
recogemos en “ unidad y deseo de amor” entonces nos
hallamos a nosotros mismos, descubrimos cual es nuestro propio ser que es el que
Dios ha puesto en nosotros al hacernos a imagen suya.
Sin embargo lo más acorde con el pensamiento de
Juan de Ávila parece ser el atenerse a lo que él mismo nos dice de forma
expresa: “ No lo puedo decir más claro, es cosa que se puede sentir
y no decir”.
No hay pues teoría que aplicar sino experiencia
que describir
5.-EL CAMINO
HACIA EL AMOR.
Este último apartado recoge lo que podría ser
el itinerario para llegar al amor cristiano de Dios. Los pilares de ese
itinerario.
Para el doctor manchego no resulta nada
complicado descubrir el camino que conduce al hombre hasta la perfección del
amor, el principio de ese camino es partir de la realidad propia del hombre, tal
realidad se manifiesta en su pobreza, en su fragilidad. Tras este descubrimiento
, abrirse a la acción de Cristo, el único que puede capacitar al hombre en su
camino hacia el amor, es en última instancia la repetición del mensaje con que
Jesús comenzó su predicación: ” Convertíos y creed la buena noticia” una
conversión que no tiene nada que ver con la conversión moral, sino con la fe en
el Evangelio.
No hay otro camino, saber que la persona humana
no puede por sí solo hacer nada, pero que tenemos en Cristo al Señor, esta es la
conversión cristiana: y una vez capacitados responder.
Sintetizando mucho el pensamiento de Juan de
Ávila este podría ser el itinerario marcado por el santo:
1.- Ser y sentirse culpablemente pobres.
2.-Creer que sólo Cristo es Señor.
3.-Sin perder de vista nunca el fin.
4.-Caminar ilusionado.
5.- Paso a paso: largo y duro puede ser el
camino pero todo lo puedo en Aquél que me fortalece.
6.-El amor es don de Dios que ofrece con medida
a todo aquél que lo busca.
NOTAS: (1) San Gregorio Magno.
Obras B.A.C. Intro. Pág 92 s.s.(2) Sermón 25.(3) Sermón 23.(4) Sermón 23.(5)
Carta 64.(6) Carta 10. Alude al texto san Agustín, libro 10,cap.27,nº
38.(7)Carta 10,(8) Carta 74.(9) Lección sobre 1º Joh. Lección 1ª 49 s.s.(10)
Carta 26. Ex. 3,2, (11) Carta 10.; Mt.13,44,(Salmo 72) (12) Apo. 2,7.( 13) Salmo
72, 25-26).