Oración del corazón
Sólo analizar esa frase con un poquito de profundidad ya empieza a alimentar el alma.
La oración del corazón es un método muy antiguo que ayuda a la interiorización.
Consiste,básicamente, en repetir, mejor al ritmo de la respiración, una frase o una palabra que “diga” algo,
que resuene de forma especial. A este método también se le llama “oración de Jesús”, o más bien, “oración del nombre de Jesús” porque se repite una y otra vez eso mismo, el “nombre sagrado de Jesús”.
Es una manera muy sencilla de orar (como todas las formas de oración) que va introduciéndote en lo más profundo de tu ser donde habita el Dueño de ese Nombre. Lo único que requiere es constancia (como en todas las formas de oración).
Repetir, al ritmo pausado de la respiración, mientras las manos están ocupadas en los quehaceres cotidianos, una palabra cientos y cientos de veces logra aquietar la mente y poner en marcha el corazón. Ya sabemos que, lamentablemente, no siempre que un corazón late significa que está viviendo al máximo.
Una vez que la mente no nos domina podemos percibir la presencia de Dios en todas las cosas, en todos los seres:
“Todo el mundo exterior… me parecía lleno de encanto y delicias. Todo me llevaba a amar y dar gracias a Dios: las personas, los árboles, las plantas, los animales… Los veía como de mi familia, encontraba en todos ellos el nombre mágico de Jesús”. (El peregrino ruso, ed. Monte Carmelo, Burgos 2007)
Esta manera de orar ayuda al encuentro con Dios. La respiración no es otra cosa que el aliento de Dios, la Ruah Santa, por eso es importante incluirla en nuestra oración, orar con su ayuda, centrándonos en ese momento único y sagrado. El mismo Dios irá llevándote a lo profundo, al desierto para enamorarte o a lo alto del monte para glorificarte.El camino es sencillo y la compañía no falta.
Comienza a orar.
“¿Ni siquiera una hora has podido velar conmigo?”
Repite: Jesús, Jesús, Jesús…